Tiroides: cómo identificar los síntomas ante una falla en esta glándula clave para nuestra salud
Ubicada en la parte anterior del cuello y con forma de mariposa, la tiroides es una glándula endocrina clave para los procesos metabólicos de la mayoría de las células del cuerpo, por lo que su adecuado funcionamiento es clave para nuestro bienestar. Sin embargo, puede tener fallas, lo que se traduce en desajustes de diverso tipo.
“La tiroides puede presentar anomalías por diversas causas, como, por ejemplo, patologías autoinmunes, tratamiento quirúrgico, falta o exceso de yodo, entre otras. Esto se puede traducir en hipotiroidismo o, menos frecuente, hipertiroidismo”, explica el doctor Sergio Lobos, endocrinólogo de IntegraMédica.
El hipotiroidismo consiste en la disminución en la sangre de las hormonas tiroideas (T3 y T4), lo que ocasiona una serie de síntomas como falta de ánimo, sequedad de piel, enlentecimiento, estitiquez, intolerancia al frío y trastorno de memoria y concentración, edema duro, etc. “En casos muy graves puede llegar a producirse un coma, llamado mixedematoso”, dice el especialista.
El hipertiroidismo, al contrario, consiste en el exceso de hormonas tiroideas en la sangre, lo que ocasiona un aceleramiento del metabolismo con señales como intolerancia al calor, sudoración, taquicardia, baja de peso, temblor, debilidad muscular, etc. “De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud, en Chile casi el 19% de la población tiene hipotiroidismo y solo el 0,2% presenta hipertiroidismo”, añade el doctor Lobos.
Tratamiento
El tratamiento del hipotiroidismo consiste en sustituir el déficit de la producción de hormonas tiroideas mediante la administración de una hormona sintética, que tiene el mismo efecto en la sangre que la hormona que fabrica la glándula. Con esto, se puede hacer un manejo adecuado en el tiempo y tener una buena calidad de vida.
A su vez, el hipertiroidismo se trata disminuyendo el exceso de hormonas tiroideas mediante fármacos que bloquean su fabricación; bajando el número de células tiroideas a través de radiación (radioyodo) o eliminando la glándula quirúrgicamente. Esto se evalúa caso a caso, dependiendo de qué es lo más adecuado para cada paciente.
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