Desde la llegada del Covid-19 a nuestras vidas, el sistema inmunológico ha pasado a tener un gran protagonismo. Numerosos estudios han señalado que su debilitamiento estaría asociado a provocar una mayor vulnerabilidad frente a las infecciones virales, en especial a la provocada por el SARS-Cov2. “En este caso, siempre es bueno escuchar a nuestro organismo que nos envía señales claras cuando nuestra inmunidad está debilitada”, indica Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
Por ejemplo, el cansancio permanente puede estar asociado a bajas defensas, sobre todo cuando nos sentimos agotados al levantarnos o al realizar esfuerzos mínimos. La caída del cabello también puede ser un signo, sobre todo si es de manera frecuente o prolongada en el tiempo, o infecciones o resfríos leves pero frecuentes. Asimismo, los problemas digestivos como gases, estreñimiento o hinchazón pueden ser una señal de que algo no va bien con el sistema inmunológico, considerando que éste representa el 70% de éste. “Problemas en nuestra flora intestinal podrían aumentar el riesgo de contraer bacterias, virus, causar infecciones crónicas o detonar trastornos autoinmunes”, menciona Molina.
No obstante señala que, aunque son varios los factores por los que puede debilitarse, mantener un sistema inmune fuerte siempre se basará en una dieta saludable, ejercicio permanente y un buen descanso. Esta dieta debe incluir un importante número de vitaminas y minerales, “siendo de gran ayuda para fortalecer nuestro sistema, aunque su consumo dependerá del género, hábitos alimentarios y hasta de la edad, para evitar ciertas complicaciones al organismo”.
La facultativa consigna que gran parte de estos nutrientes pueden obtenerse de las frutas y verduras, pero su consumo en Chile presenta niveles preocupantes. De hecho, la Encuesta Nacional de Consumo Alimentario -realizada por la U. de Chile y el MINSAL- indica que el 95% de la población no cumple con una alimentación saludable.
Una de las vitaminas más populares es la vitamina C, que no sólo ayudaría a fortalecer nuestro sistema inmune, sino que también ayudaría a prevenir otras dolencias. Un estudio realizado por la Universidad de Copenhague, y publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, reveló que aquellos que tienen un mayor consumo de alimentos con altas concentraciones de esta vitamina, tienen un 15% menos de riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiovascular y un 20% menos de muerte prematura.
“También la vitamina A y D son buenos aliados para esta tarea. En el caso de la primera, ayuda a la producción y actividad de los linfocitos T, evitando mayores estragos cuando un virus entra a nuestro sistema. Por otro lado, la vitamina D es responsable de la absorción de calcio a nivel intestinal y de la producción de energía, vitales para mantenernos fuertes frente a infecciones. También son indicados el magnesio y el calcio”, señala la especialista.
Por último, un estudio reciente realizado a 300 pacientes Covid-19 en Holanda arrojó, de forma preliminar, que la deficiencia de vitamina K estaría vinculada al agravamiento de pacientes con esta patología, acelerando la degradación de la elastina, proteína responsable de la elasticidad de los tejidos (como los pulmones).
Por esto, es fundamental mantener niveles óptimos de esos nutrientes en nuestro organismo, apostando por aumentar sus niveles de forma natural o a través de suplementos vitamínicos. “En este último caso, su ingesta debe estar siempre monitoreada por un especialista. La clave, no obstante, será obtenerlas en base a una dieta balanceada que siempre beneficiará a nuestro organismo en general”, finaliza Molina.
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