El mundo del maridaje es extenso y se considera un verdadero arte que puede abarcar diversos tipos de bebidas. Si bien tradicionalmente se ha vinculado con el vino, esta práctica se ha extendido hacia otros productos como el té que, al combinarse correctamente, puede elevar cualquier experiencia gastronómica.
Todas estas bebidas provienen de la misma planta, la Camellia Sinensis, pero presentan una variedad de matices aromáticos y gustativos. Estas características los convierten en excelentes acompañantes para postres, platos salados e incluso como ingredientes en diferentes recetas.
Según Cristian Pastene, Tea trainer de Dilmah Latam, “el té es un producto muy versátil que puede combinar perfectamente con muchos tipos de platos, pero es importante tener en cuenta algunos aspectos para lograr un maridaje ideal, como la acidez, la astringencia, el amargor y dulzor, así como el cuerpo “.
En esa línea, agrega “puedes armonizar la intensidad y cuerpo del té con la comida, logrando un equilibrio donde ninguno predomine, o que ambos resalten su sabor en el paladar. Asimismo, es posible complementar o contrastar sus sabores, creando una experiencia gustativa más rica y variada, por ejemplo, un té caliente y un helado”.
¿Cómo maridar correctamente? El especialista comparte consejos específicos para explorar nuevas combinaciones y disfrutar al máximo de cada sorbo:
Té Negro: se elabora a partir de hojas que se marchitan, secan, enrollan y se oxidan completamente, lo que explica su color, cuerpo completo y sabores robustos. Ofrece una gama amplia de sabores como afrutado, maltoso, ahumado y dulce, creando opciones ilimitadas de fusión de comida y té. Es ideal para acompañar desde carnes, como pollo y res, queso azul o mantecoso, hasta postres como una torta selva negra, mouse de chocolate, tortas de chocolate con manjar, un galletón, helados y un pie de limón.
Té Verde: se obtiene cuando las hojas se secan al vapor o calientan manualmente en un gran wok para evitar el proceso de fermentación u oxidación. Conserva un color verde brillante y posee sabores vegetales, herbáceos, y afrutados que se complementa bien con platos como sushi, ensaladas de pescado, cordero, con queso brie y opciones de postres como panna cotta y torta de zanahoria.
Té Oolong: es un té parcialmente oxidado, ubicándose en un punto intermedio entre los tés negro y verde en términos de oxidación. Es una bebida con una nota floral que ofrece la oportunidad de maridar alimentos que tienen un equilibrio en sabor e intensidad, en lugar de aquellos que son demasiado ricos o ligeros en sabor. Es perfecto para combinar con alimentos equilibrados en sabor como bife, langosta y pavo, queso manchego o de cabra, así como con postres como red velvet, un caramelo salado, cheesecake y frutos secos.
Té Blanco: se somete a un procesamiento mínimo, a menudo secando los brotes sin fermentación (oxidación). Estos tés son conocidos por su delicadeza y sutileza, con un cuerpo ligero y un final limpio y nítido. La clave para descubrir los mejores maridajes radica en que la comida no supere al té, sino que coexista armoniosamente junto a él. Con su sabor este tipo de bebida puede acompañar platos como tallarines con un toque de ajo y aceite, casi todos los tipos de quesos (excluyendo los más maduros/fuertes) así como postres como pie de limón.
Flores de manzanilla pura: las infusiones no son técnicamente tés, aunque también se conocen como “tés herbales”. Se elaboran con frutas, semillas, hierbas, flores, cortezas, raíces y cualquier planta que no sea Camellia sinensis. En el caso de las flores de manzanilla tienen un aroma estimulante, que recuerda a las manzanas, y son perfectas para maridar con alimentos que contienen sabores similares. Esta hierba es una excelente aliada para carnes como un pavo asado, además de nueces, ensaladas, y para finalizar con un postre de pie de manzana, un helado de menta o un creme brulee.
Hojas de menta pura: esta brillante infusión de hojas de menta pura es una excelente combinación para postres, especialmente aquellos elaborados con chocolate, como chocolate negro, torta de chocolate, brownies e incluso preparaciones con sabor a vainilla.
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