Por Andrés Cardemil, CEO y fundador de HumanNet – www.humannet.cl

El liderazgo es considerado uno de los atributos más fundamentales que deben tener las relaciones humanas que aspiran a ser fecundas y prósperas. De hecho, es considerado el factor más determinante para que una organización alcance el éxito en su quehacer.

Y es que en el actual mundo que vivimos- donde los cambios son cada vez más impredecibles, abruptos y acelerados- las organizaciones requieren de líderes capaces de “ecualizar”, en gran medida, estos movimientos volátiles para poder facilitar un funcionamiento más armónico del colectivo y que los procesos sean menos traumáticos.

Hace muchas décadas ya, el mismo Peter Ducker afirmaba que “el liderazgo consiste en lograr que las miradas de los otros apunten más alto”. ¿Entonces qué deben hacer los líderes para provocar u orientar esa mirada más elevada y lejana?

Más que un atributo de las personas, el verdadero liderazgo es más bien una cualidad de las relaciones humanas. Los líderes son como puentes que ayudan a cruzar de un lugar a otro o que movilizan, a través de la inspiración, el transitar de un estado a otro. Es decir, unen y acortan distancias, desde una actitud y vocación de servicio.

Como señala John C. Maxwell, el liderazgo es influencia, nada más ni nada menos, e implica la capacidad de darle sentido a las acciones cotidianas. Casi intuitivamente un verdadero líder está preguntándose por los “Para qué” y los “Por qué”, más que estar concentrándose en los hechos que ya sucedieron, es decir, en el “Qué”. Tampoco le preocupa mucho el “Cómo” o el “cuándo” hacer o resolver tal o cual cosa. En otras palabras, primero entiende el “Para qué” y luego comparte el sentido, siendo capaz de contagiar a otros con su visión.

Asumir un rol de liderazgo conlleva una gran responsabilidad. Para guiar a otros es necesario estar preparado y permanecer en una actitud de aprendizaje permanente. Hay que recordar que un líder siempre estará siendo observado y se convierte, consciente o inconscientemente, en un modelo de SER y HACER para los demás.

Por lo anterior, el verdadero líder debe estar consciente de la responsabilidad que lleva sobre sus hombros y, por lo tanto, debe conocer mejor sus fortalezas y debilidades. Debe ser un hábil observador de sí mismo, de sus comportamientos, así como de sus emociones y sentimientos.

Un modelo a destacar es el denominado Liderazgo Interactivo, el cual aplicado al espíritu emprendedor que se necesita hoy en las organizaciones podrá con seguridad ayudar a los colaboradores a alcanzar resultados óptimos en este mundo denominado como BANI que por sus siglas en inglés es Frágil, Ansioso, No lineal e Incomprensible.

Entre las características del Liderazgo Interactivo destacan las siguientes: el líder no tiene como aspiración ser reconocido como tal, simplemente es líder porque los demás lo validan; a la vez, es un ejemplo para el resto, lo que dice y hace genera aprendizaje en los demás y también sabe entrenar; además, conoce sus fortalezas y debilidades, y sabe observar oportunidades y amenazas para actuar en consecuencia; se siente exitoso al ver triunfar a sus colaboradores; su honestidad es a toda prueba; se compromete hasta el final con lo iniciado; busca claridad y clarifica continuamente al resto, para lo cual está muy bien informado; aprovecha las diferencias individuales en beneficio de todos y de sí mismo; genera alianzas y desvanece coaliciones, es decir, su mente es más positiva; facilita constantemente el avance de los demás y sabe que eso lo hace avanzar a él mismo; es capaz de retroceder en su avance para empujar a los que vienen más atrasados; también puede estar al lado de sus colaboradores, como uno más del equipo; y posee la capacidad de guiar al equipo.

Para más información de este y otros temas relacionados con el futuro del trabajo, los dejamos cordialmente invitados a ver y escuchar nuestro podcast Talentópolis, (en YouTube y Spotify).