Por Ivars Grinbergs, Country Manager Greystar Chile
La ciudad de Santiago, en las últimas dos décadas, ha sido testigo de una metamorfosis urbana que redefine su dinámica y estructura. La expansión urbana, una vez limitada a los antiguos polos como Las Condes y el Centro Histórico, ahora se extiende hacia nuevos horizontes, redefiniendo la manera en que sus habitantes viven, trabajan y se desplazan.
Este cambio es impulsado por dos fuerzas principales: la llegada del metro y el desarrollo del comercio. La accesibilidad se convierte en el catalizador de esta transformación, creando subcentros urbanos potentes como La Florida y Maipú, que emergen como epicentros económicos y demográficos, superando en atractivo al centro histórico.
La proximidad al metro se erige como el nuevo estándar de conveniencia y calidad de vida. La estratégica identificación de terrenos por parte de las inmobiliarias a lo largo de las proyecciones de las líneas del metro da lugar a un “nuevo estilo de vida” accesible. Este enfoque refleja una perfecta ecuación entre la vida, el trabajo y el uso del transporte público, una síntesis de modernidad y practicidad.
Esta evolución no solo redefine los límites físicos de la ciudad, sino que también moldea la experiencia cotidiana de sus habitantes. Santiago se reinventa como una urbe dinámica y accesible, donde la movilidad, la vivienda y el trabajo convergen en un equilibrio armonioso, abriendo nuevos horizontes de posibilidad y desarrollo para sus residentes. En este nuevo capítulo urbano, la ciudad no solo se expande, sino que también se renueva, adaptándose a las necesidades y aspiraciones de una sociedad en constante cambio.
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