Febrero 14, 2025

Hasta que las deudas nos separen: ¿Cómo las deudas impactan a los matrimonios en Chile?

El 14 de febrero es una fecha para celebrar el amor y la complicidad en pareja. Ya sea en familia, disfrutando del hogar o viajando juntos, el Día de los Enamorados invita a reflexionar sobre los pilares que sostienen una relación. Sin embargo, hay un tema que muchas veces se evita, pero que puede ser determinante en la estabilidad de una pareja: las finanzas compartidas y el impacto de las deudas en el matrimonio.

“Desde mi experiencia como abogada de deudores, puedo decir que las deudas son un tema que se evita conversar en pareja. ¿Por qué? Porque hablar de dinero puede parecer incómodo o poco romántico. Sin embargo, ignorarlo solo hace que el problema crezca en silencio, y sin comunicación, puede terminar destruyendo una relación”, señala Cherie Alderete, abogada experta en Ley de Insolvencia.

En muchos casos, el problema no es solo la deuda en sí, sino la falta de acuerdos previos sobre cómo manejarla. “Las relaciones de pareja funcionan desde los sentimientos, el bienestar y la emoción, pero ¿qué ocurre cuando tu pareja te pide prestado o solicita que tomes un crédito a su nombre? Aquí es donde debemos aplicar racionalidad. No se trata solo del préstamo, sino de las garantías que existen para resguardarlo”, explica Alderete.

La especialista enfatiza la importancia de formalizar estos acuerdos financieros: “El mejor consejo en estos casos es no ofenderse si tu pareja te pide prestado, pero tampoco si antes de hacerlo, te solicita firmar un documento que respalde la deuda. Como dice Ricardo Arjona: ‘si se nos muere el amor’, también se nos muere la posibilidad de recuperar lo prestado”.

En Chile, el régimen patrimonial elegido al casarse puede ser decisivo para la estabilidad financiera y emocional de la pareja. Actualmente, existen tres opciones: sociedad conyugal, separación de bienes y participación en los gananciales.

La sociedad conyugal, la más común en el país, implica que todos los bienes adquiridos durante el matrimonio son compartidos, incluyendo las deudas. “Este régimen se aplica por defecto si la pareja no acuerda otro modelo al momento de casarse. En términos simples, todo lo adquirido es común, pero el marido es quien administra los bienes. Esto significa que, si él contrae deudas y no puede pagarlas por cesantía, enfermedad, quiebra o divorcio, se pueden ejecutar embargos sobre los bienes familiares”, detalla Alderete.

Sin embargo, la abogada aclara que esto no necesariamente es una desventaja para la mujer: “Desde un punto de vista patrimonial, la sociedad conyugal también otorga protección en muchos aspectos. Pero en términos de endeudamiento, la falta de previsión puede afectar gravemente el bienestar de la familia”.

En contraste, la separación de bienes permite que cada cónyuge administre su propio patrimonio y sea responsable únicamente de sus deudas. “Este régimen es común entre profesionales, emprendedores o empresarios que ya tienen una situación financiera establecida antes del matrimonio. Aquí aplica la frase ‘lo tuyo es tuyo y lo mío es mío’. No se mezclan ni activos ni deudas”, señala la experta.

La Ley de Insolvencia como alternativa para reestructurar deudas

Para las parejas que enfrentan problemas financieros graves, la Ley de Reorganización e Insolvencia puede ser una herramienta clave. Este mecanismo permite reestructurar deudas bajo condiciones legales que protegen tanto al deudor como a su entorno.

“En los últimos años, he asesorado a muchas parejas donde más que analizar la situación individual de endeudamiento, hemos tenido que evaluar la situación financiera familiar. Cuando hay comunicación en la pareja, enfrentar una crisis económica es menos angustiante, porque las decisiones son compartidas y el peso no recae solo en uno de los dos”, explica Alderete.

En algunos casos, cuando uno de los cónyuges tiene mayor patrimonio y el otro una alta carga financiera, es posible presentar una liquidación (quiebra) para ordenar las deudas y restablecer la estabilidad económica de la familia. “Este proceso permite que el deudor recupere su capacidad financiera y que la familia pueda seguir funcionando sin estar ahogada por las deudas”, agrega la abogada.

En matrimonios bajo separación de bienes, la insolvencia de uno de los cónyuges no afecta el patrimonio del otro, lo que facilita el proceso sin comprometer los bienes familiares. “Es importante saber que, si bien la insolvencia puede parecer un camino difícil, también representa una oportunidad para empezar de nuevo sin cargas financieras abrumadoras“, recalca Alderete.

Más allá del régimen patrimonial o las herramientas legales disponibles, la clave para una relación sólida y sostenible sigue siendo la educación financiera y la comunicación abierta. “El amor no debería verse afectado por las cuentas pendientes. Manejar las finanzas con transparencia y en equipo es fundamental para evitar que las deudas se conviertan en un problema irreparable”, concluye la experta.

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