El origen del vino rosado se remonta a tiempos antiguos, con evidencias de su producción en la antigua Grecia y Roma. Sin embargo, su popularidad moderna comenzó a crecer en la Provenza, Francia, una región que ha perfeccionado la elaboración de vinos rosados desde hace siglos. Actualmente, en Italia y España se producen vinos de excelente calidad, al igual que en Chile.
Marcio Ramírez, enólogo de Concha y Toro, explica que el vino rosado no se refiere a una única cepa, sino a un estilo de vino que ha ganado reconocimiento en regiones vitivinícolas de Francia, España e Italia. “Los vinos rosados presentan una hermosa gama de colores, que van desde tonos muy pálidos, casi transparentes, pasando por un delicado rosa hasta rosados más intensos y profundos. Estos vinos son ligeros y fáciles de beber, frescos, con una acidez moderada y sin ser demasiado dulces. Están bien equilibrados entre secos y ligeramente dulces”, afirma Ramírez.
Para aquellos que están descubriendo esta variedad, Ramírez recomienda pensar en lo que buscan, sugiriendo que “si desean algo relajado para comenzar una velada, en lugar de un pisco sour o un espumante, pueden optar por un rosado más ligero y de menor intensidad de color, ya que los vinos más oscuros tienden a tener mayor estructura”.
Para el enólogo, la experiencia de beber un vino rosado debe ser placentera y memorable, “es un vino para disfrutar, para entretenerse. Un buen rosado debe invitar a seguir bebiendo, generando recuerdos memorables. Debe ser fresco, suave, aromático, y destacar por sus notas sutiles”.
Una excelente recomendación para disfrutar de un buen vino rosado es Casillero del Diablo Rosé. Proveniente de distintos valles costeros, este vino se caracteriza por su frescor único y deslumbrantes notas a frutilla y frambuesa, resultando perfecto para acompañar diversos tipos de aperitivos, como sushi o comidas livianas. Esta variedad está disponible en descorcha.com y en los principales comercios del país.
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