Noviembre 9, 2021

En Ñuñoa se desarrolla el primer edificio residencial Passivhaus de Latinoamérica

En el marco del cambio climático global, la certificación Passivhaus se ha consolidado en Europa, América del Norte y China, como la solución a las emisiones de CO2 que generan las edificaciones convencionales, debido principalmente al uso de calefacción con combustibles fósiles.

Su propósito es disminuir al máximo la demanda energética operacional de cualquier tipo de edificio o vivienda, con el fin de alcanzar consumos casi nulos (ECCN), aplicando cinco principios básicos desarrollados por el físico austríaco Wolfgang Feist, y que en la última década se ha convertido en el Gold Estándar en el desarrollo y construcción de Edificaciones de Consumo Energético Casi Nulo (EECN) debido a la madurez de sus soluciones y la certeza que entrega su certificación.

En Chile, la tendencia de certificación Passivhaus en edificios residenciales tiene su primera experiencia en su última etapa de construcción. Se trata del proyecto Eloísa desarrollado por Inmobiliaria Urbes, un edificio de cinco pisos y 117 departamentos, a pasos de la estación de Metro Villa Frei en Ñuñoa y que alcanzará un ahorro energético de hasta 90% en climatización en comparación a un edificio convencional, ya que se calefacciona o se enfría por sí mismo, logrando mantener una temperatura homogénea entre 19 y 25°C al interior, gracias a su alta hermeticidad y su sistema de intercambiador de calor.

El diseño y construcción del edificio ha sido asesorado por el Instituto Passivhaus Chile, filial oficial del Passive House Association (iPHA), responsable por velar de que el edificio cumpla cada uno de los requisitos y mediciones que requiere para obtener la certificación, catalogada por los expertos como la más exigente del mundo.

En términos simples, consiste en diseñar y construir con una envolvente térmica y ventanas de alto desempeño, libre de puentes térmicos y con alta hermeticidad, controlando las infiltraciones de aire no deseadas y aprovechando la energía del sol, de forma tal que, mediante un sistema de ventilación mecánica con recuperador de calor, se consiga el aporte necesario para su climatización, sin tener la necesidad de contar con ningún otro sistema adicional, como estufas, calderas o sistemas a leña.

El sistema de recuperación de calor permite que la vivienda se ventile las 24 horas del día, y provoca que el aire que sale y el que ingresa se crucen, pero no se mezclen y se transfiera el calor. Incorpora además un filtro similar al que se usa en los pabellones quirúrgicos, por lo tanto, el edificio será más saludable, ya que solo ingresa aire filtrado, que se renueva constantemente, libre de contaminantes, polen, ácaros y polvo, liberando las concentraciones de CO2 y generando beneficios concretos a la salud de las personas que habitan este tipo de viviendas. Por lo tanto, mejora la calidad de vida de los residentes, sus condiciones de salud y la calidad del sueño. Además, el estándar ofrece una excelente aislación acústica que posibilita la eliminación de ruido exterior.

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