Septiembre 11, 2023

El Fin de los Zombis

Por Paula De Caro, socia y directora de OLIVIA

Hubo un momento en el que la mayoría de las personas trabajábamos sin cuestionarnos mucho las experiencias que vivíamos: nos sometíamos a horas de tráfico para cumplir con un horario, aceptábamos la necesidad de “pagar derecho de piso” toda vez que comenzábamos con un nuevo desafío, nos conformábamos con practicar un deporte en los espacios libres que la agenda laboral nos dejaba y, si nuestra energía lo permitía, nos contentábamos con ver el video de la obra de teatro de nuestras hijas. Fueron una infinidad los momentos significativos de nuestras vidas que postergamos, poniendo prioridad absoluta a nuestro trabajo, entendiendo que así debía ser: como zombis, moviéndonos de una obligación a otra.

Los primeros “valientes irreverentes” en animarse a priorizar diferente fueron los millennials que, hace una década, desafiaron a generaciones anteriores en búsqueda del bienestar, equilibrio y propósito. Por ese entonces, el entorno zombi interpretó ese comportamiento como de falta de compromiso, inmadurez, egoísmo y hasta impaciencia.

De pronto, la pandemia -una pausa en nuestras vidas- nos desafió en todos los planos, nos mostró nuestras vulnerabilidades, nos enfrentó con nuestras miserias y nos dio un cachetazo de conciencia a todos por igual, sin distinguir generaciones. El “Gran Despertar” elegimos llamarlo aquellos que, más que una gran renuncia, optamos por verlo como la gran oportunidad de buscarle sentido a la vida.

Entendimos cuáles son las reales prioridades, ahora buscamos desarrollarnos en trabajos que conectan más con nuestro propósito personal y se equilibran con nuestra necesidad de familia, de amor, de amistad y de disfrute. El descanso y goce ya no pueden ser concebidos como la recompensa al “burn out”. Hoy entendemos que son insumos necesarios para mantenernos sanos, mejorar nuestra productividad, innovar, tomar mejores decisiones y entablar mejores vínculos con otros.

Uno de los principales retos que enfrentan actualmente las organizaciones es el de habilitar espacios y consolidar culturas de trabajo en las que exista la posibilidad de fluir de forma orgánica y equilibrada. Y, ¿qué son las compañías, sino, equipos de personas que trabajan juntas? Entonces, el gran desafío que tenemos es el de integrar a quienes han despertado y saben claramente lo que ya “no quieren” y transitan hacia aquello que eligen. Y sí, es frustrante cuando hablamos de equilibrio y nos encontramos siendo rehenes de agendas que toman el control de nuestro día. La carga de trabajo excesiva y nuestra incapacidad de priorizar parecerían ser los mayores obstáculos en nuestra lucha cotidiana por no volver al modo zombi.

El desafío recae en nuestra capacidad de decir “NO”, en sostener conversaciones sinceras en las que podamos conectar nuestras necesidades y sentimientos con la de los otros. La gran oportunidad está en que, por primera vez, la mayoría de las organizaciones declaran querer propiciar ambientes de trabajo con mayor bienestar y equilibrio.

Las condiciones están dadas: precisamos personas corajudas dentro de las empresas, líderes y equipos que promuevan e impulsen las condiciones para que podamos desplegar nuestra mejor versión, sana y de forma sostenible. Para bloquear, sin más, el modo zombi para siempre.

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