Agosto es ampliamente conocido como el mes de los gatos porque durante este periodo se produce un aumento de las horas de luz natural en el hemisferio sur, lo que impacta en el ciclo reproductivo de los felinos. En esta época, los machos salen de un estado de letargo hormonal para comenzar a marcar territorio y atraer a las hembras, razón por la cual aumentan considerablemente los maullidos y también los conflictos entre estos animales.
“El apareamiento entre machos y hembras comienza a hacerse visible en este periodo, y por eso agosto es el mes por excelencia de la reproducción felina en este lado del mundo. No obstante es solo el inicio de esta actividad”, aclara Fernanda Montoya, médico veterinaria y analista comercial de Puppies and Kittens.
De acuerdo con la especialista, machos y hembras tienen comportamientos similares frente a la cruza, pero biológicamente hablando, el inicio y extensión de sus celos son diferentes. Mientras las gatas comienzan a ser fértiles entre los seis y nueve meses de vida, dependiendo de su peso y tamaño, los gatos lo hacen recién entre los ocho y doce meses.
Respecto de la extensión de esa fertilidad, las gatas pueden concebir hasta los 12 años en promedio, mientras los machos pueden fecundar solo hasta los siete. Las hembras, además, pueden tener más de un celo durante una misma época y, en algunas ocasiones, cruzarse con un gato hasta tres veces por semana. Los machos, en tanto, están preparados para procrear durante todo el año, pero entran en celo solo cuando detectan el olor que desprenden las hembras.
“Existen cambios físicos y biológicos comprobados que ocurren en torno a los felinos durante esta época, pero muchos otros no son más que mitos que, en ocasiones, pueden desinformar o incluso afectar la salud y el cuidado integral de nuestra mascota”, enfatiza Montoya.
Para saber realmente cómo comprender y resguardar a nuestros gatos durante este mes, la especialista de Puppies and Kittens aclara las siguientes creencias:
1. Los gatos solo se cruzan en agosto: Mito
Se dice que los gatos se aparean más cuando aumentan las horas luz natural. Si bien las gatas por lo general son más receptivas en días más luminosos, lo cierto es que ellas ovulan espontáneamente apenas tienen la posibilidad de cruzarse, independiente del día o mes del año.
2. El celo de los gatos ocurre únicamente durante este mes: Mito
La gata es poliéstrica estacional, es decir, en una determinada época del año tiene varios celos separados por algunos días de reposo, íntimamente relacionados con la luz, y no solo durante agosto. Pero cuando los días son más largos y se anuncia la primavera, ellas comienzan a mostrarse más activas y tienden a estar más inquietas: maúllan, se refriegan y buscan la atención del macho. Además, están más sensibles a las caricias y muestras de afecto.
3. Si mi gato está castrado no escapará de casa: Mito
Esto depende principalmente del gato y de su crianza, no de su estado fértil. Hay muchos gatos castrados que aún mantienen el hábito de la territorialidad, y otros que tras ser esterilizados, disminuyen las salidas. Todo dependerá del felino, sus años, hábitat y relación con su amo.
4. Los gatos son más conflictivos en esta época: Verdad
Esto es cierto, pero con matices, porque ocurre solo por apareamiento o territorialidad. Los machos también se ven afectados por la conducta de las hembras y tienden a buscarlas durante las noches. Por ello, en agosto y meses subsiguientes, es normal presenciar más peleas tanto entre machos por territorialidad, como entre machos y hembras por la monta misma. En general, el macho puede orinar en todos lados, enfrentarse a peleas para marcar su dominio y así lograr aparearse.
5. Los felinos renuevan su pelaje en agosto: Mito
En general, los gatos cambian su pelaje con las variaciones de temperatura: durante los meses de más calor eliminan el exceso de pelo y durante los meses de invierno mudan el pelo para mantener el calor. Pero esto ocurre únicamente durante agosto.
Por último, ten en cuenta que independiente de la época del año, si tienes un gato como mascota, siempre puedes ayudar a mejorar su bienestar. Observa su conducta y evalúa si actúa como siempre o si muestra algún síntoma o signo de irritabilidad, cansancio o distracción constante. Y si sospechas que algo está afectando su salud, entonces no esperes más y consulta con un veterinario.
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