Febrero 19, 2025

Corredor mortal: los riesgos que viven las ballenas que navegan por Chile

En el Día Mundial de las Ballenas, cabe recordar que nuestro país es uno de sus principales corredores, dentro de sus rutas de navegación. Nuestra posición geográfica conecta las cálidas costas de Colombia y Ecuador, útiles para la reproducción, con los fríos mares de la Patagonia y la Antártica, que les sirven como zonas de alimento y refugio. Esto transforma nuestro mar en un paso clave para las migraciones del 46% de los cetáceos del mundo.

Algunas de las zonas de mayor concentración, donde es posible avistar especies como la ballena sei, jorobada, azul y franca austral, incluyen el Golfo Corcovado, entre las regiones de Los Lagos y Aysén, la Región de Magallanes, particularmente el Parque Marino Francisco Coloane, y el archipiélago del Pingüino de Humboldt, entre las regiones de Atacama y Coquimbo, donde la riqueza biológica atrae a diversas especies de cetáceos. Esta última en amenaza por el proyecto minero Dominga, que incluye la construcción de un puerto en la zona.

Precisamente, por el avance industrial, nuestro país dejó de ser un cruce seguro para las ballenas. “En la Patagonia, una de las principales zonas de alimentación de las ballenas, se ha identificado que el 83% del tráfico marítimo corresponde a embarcaciones vinculadas a la industria de la acuicultura, con actividades como la salmonicultura. Esto ha generado colisiones con las ballenas, las que corren riesgo de muerte por el impacto. Asimismo, el ruido de los motores las confunde, provocando alteraciones en su comportamiento y desorientación en sus rutas migratorias”, explica Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace Chile.

Acoso en el océano

La evidencia es decidora: cruzar Chile se está volviendo una amenaza para su supervivencia. Hace pocas semanas, la revista Marine Policy dio a conocer que nuestro país tiene la mayor tasa de mortalidad de ballenas por causa de colisiones con embarcaciones, a nivel mundial. La investigación recopiló datos de los años 1972 a 2023 y determinó que de las 226 ballenas muertas varadas en nuestro país, el 28% se atribuyó a colisiones con embarcaciones, el 7% a enmallamientos y un 3% a depredación natural. 

Y desde que las necropsias se empezaron a hacer de manera sistemática en Chile, el país pasó a liderar el índice mundial de muerte de ballenas a causa del choque con embarcaciones, con un promedio de cinco muertes de grandes cetáceos al año. 

Aporte ecosistémico 

Las ballenas ofrecen un aporte fundamental a nuestros ecosistemas marinos fertilizando el océano: se alimentan en aguas profundas y, al regresar a la superficie, liberan excrementos con altas concentraciones de hierro, nitrógeno y fósforo, proceso clave para la cadena alimenticia marina. Además, pueden capturar enormes cantidades de carbono al interior de su cuerpo, ayudando a mitigar el cambio climático. En esta labor también participa el fitoplancton: estas diminutas plantas marinas capturan cantidades significativas del carbono global y producen más de la mitad del oxígeno que respiramos.

“La conservación de las ballenas no solo protege la biodiversidad marina, sino que también contribuye a la salud del planeta y la mitigación del cambio climático, por eso es nuestro deber como país garantizar el cuidado de esta especie y evitar que actividades industriales sigan poniendo en peligro su supervivencia”, asegura Espinosa.

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