Por Marcial Rapela, Socio y responsable de Bain & Company Chile.
Recientemente fuimos testigos de la reunión de abril del Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual presentó sus proyecciones económicas globales, donde estimó que Chile tendrá un desarrollo en el Producto Interno Bruto (PIB) del 2% en 2024, un 2,5% en 2025 y 2,3% para 2029. Estas cifras indican que nuestro país completará cuatro años consecutivos con un crecimiento económico inferior al promedio mundial.
Si a lo anterior le sumamos el actual escenario inflacionario y el alza de precios, tenemos como resultado a una sociedad que ha debido reducir de forma sustancial su presupuesto mensual, buscando estrategias para encontrar su resguardo económico y el de sus familias, tal como lo reflejó el último estudio de Bain sobre consumo, donde 9 de cada 10 chilenos declara que está reduciendo o planea disminuir sus gastos en el corto plazo.
Si bien la variable costo marca la decisión de compra, existen otros factores que sorprenden y nos llevan a concluir que nos encontramos frente a un consumidor “consciente”. Por ejemplo, el bienestar y la incorporación de hábitos saludables han cobrado mayor relevancia para las personas, quienes declaran una disminución en el consumo de alcohol y tabaco y un aumento respecto a la relevancia de una alimentación balanceada y actividad física.
Y en relación con la sostenibilidad, 89% de los chilenos cree que es un factor relevante al momento de realizar sus compras, sin embargo, solo el 20% está dispuesto a pagar más por este tipo de productos.
Este perfil emergente refleja una reevaluación de las prioridades, donde el bienestar personal y familiar ocupa un lugar central en las decisiones de consumo, y que viene a romper el statu quo de las empresas de consumo masivo, las que deberán adaptarse a estas nuevas dinámicas y expectativas si quieren mantener números positivos.
Ofrecer soluciones que equilibren calidad, precio y sostenibilidad se vuelve primordial para ganarse la confianza del nuevo consumidor. Se trata de una carrera contra el tiempo, que exige estar a la vanguardia y potenciar una oferta de valor diferenciada para cada persona. En este sentido, la implementación de nuevas herramientas tecnológicas tales como inteligencia artificial pueden contribuir de manera significativa para adaptarse a los nuevos hábitos y lograr una fidelización en los compradores chilenos.
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