Los malos hábitos de vida pueden ser perjudiciales para la piel. Actividades como dormir mal, alimentarse de forma poco saludable, consumir cigarros y alcohol, no tomar suficiente agua, son factores que al pasar el tiempo se traducen en la pérdida de hidratación natural y elasticidad del rostro. Para prevenir el temido envejecimiento prematuro de la piel, es indispensable usar el correcto hidratante diario, para crear una barrera que conserve la humedad de la piel. También, ayuda a mantener una piel joven y brillante por más tiempo.
Según la edad
La cosmetóloga de The Body Shop, Alejandra Abarca, sugiere que en el caso de las pieles normales de jóvenes adolescentes entre 15 y 25 años, solo requieren de la aplicación de un hidratante ligero por la mañana y la noche. Pueden ser cremas nutritivas o muy hidratantes.
Entre los 25 y 35 años es momento de comenzar la prevención, ya que a esta edad se comienza a perder el colágeno y elastina de la piel, por lo que las líneas de expresión se empiezan a notar más. Por eso, es ideal tener un hidratante nutritivo y antioxidante para el día que contenga vitamina E o co-encima q10. Por la noche, también se debe aplicar un hidratante que se puede complementar con un sérum, ayudando a combatir el daño oxidativo producido por el medio ambiente.
En el caso de las pieles más maduras, entre los 35 años y más, es necesario utilizar hidratantes con formulaciones inteligentes, que además de retener por más tiempo el agua profunda (hidratación) y la humedad superficial (humectación) ayuden a mantener la juventud y elasticidad del rostro.
El hidratante según tu tipo de piel
Para elegir el hidratante correcto, es importante identificar el tipo de piel de cada persona, ya que los diversos procesos de hidratación van modificando su estructura y aspecto. La cosmetóloga de The Body Shop recomienda lo siguiente:
Piel normal: este tipo de dermis es fácil de tratar al no requerir productos tan específicos. El objetivo principal es mantener y conservar la hidratación. Para eso, se recomienda usar la crema hidratante iluminadora de Vitamina C de The Body Shop, que proporciona un estímulo de hidratación y luminosidad en la piel.
Piel grasa: debido a que tiene el nivel de sebo alterado, suele ser brillante y presentar poros dilatados, además de tener una mayor tendencia al acné e imperfecciones. Es importante saber que la necesidad de hidratación es independiente a la grasitud. Como hidratantes, es ideal utilizar un fluido matificante sin aceites, que ayuda a controlar el sebo excesivo que produce este tipo de piel. En algunos casos es acompañada por agentes antisépticos y queratoliticos para el control de las impurezas (puntos negros, espinillas etc.).
Piel mixta: presenta una combinación de exceso de grasa y falta de hidratación. Las zonas de piel grasa se sitúan en la frente, nariz y barbilla o “zona T”, mientras que las zonas secas se generan en las mejillas, el contorno de los ojos y el cuello. La piel mixta tiene los inconvenientes de la piel grasa, como brillos y puntos negros, y de la piel seca, como la falta de hidratación que genera síntomas de envejecimiento prematuro y que se refleja en la aparición precoz de las arrugas en el contorno de los ojos. Para hidratarlas es necesario usar productos de acción combinada.
Piel seca o sensible: su principal característica es la falta de hidratación en la superficie. Este problema se agrava con la edad, siendo más frecuente encontrar este tipo de piel en las personas de más de 30 años. Algunas de las señales que evidencian la piel seca son la descamación, las manchas, los poros pequeños y un aspecto opaco y áspero. Reaccionan con facilidad, por lo que es bueno elegir siempre productos hipoalergénicos, con agentes descongestivos y ojalá sin parabenos. Para esto, se recomienda utilizar la crema de día de Aloe Vera, de The Body Shop, fórmula especializada para pieles sensible, dejándola sedosa y bien protegida.
Por otro lado, si se realiza deporte o actividades al aire libre, los hidratantes duran menos a causa del sudor. Es necesario repetir la aplicación de tu crema durante el día, utilizando productos que contengan filtro UV o bien complementarlo con un protector solar. También, se puede añadir a la rutina algún sérum de colágeno durante la noche o aplicar mascarillas hidratantes una vez por semana. Todos estos pasos ayudarán a tener una piel más hidratada y protegida por más tiempo.
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