La época en la que más se aprovecha el jardín es en verano, pero al mismo tiempo es el periodo en el que necesita más cuidado, ya que las plantas están propensas a la deshidratación u oxidación.
Estudios han comprobado que regar el jardín a mediodía es perjudicial para las plantas, dado que las gotas iluminadas por el sol actúan como lupas, facilitando que se quemen. “Es nocivo regar las plantas a pleno sol porque, además de quemarse, se desperdicia una importante cantidad de agua, ya que los poros (estomas) de las plantas están cerrados para retener el agua”, explica Paulo Pérez, Gerente de Operaciones de ISS Chile, empresa de servicios de mantenimiento.
Por estas razones se recomienda regar temprano en la mañana, con el objetivo que el agua alcance las raíces. Si durante este horario no pudiste regarlas, lo ideal es que sea en tarde, pero no de noche, porque de lo contrario las hojas queden húmedas y tienden a salir hongos.
Es decir, independiente si vas a regar en la mañana o en la tarde, debes preocuparte de que el agua llegue a las raíces de las plantas y evita mojar el follaje (hojas y ramas) para que no generen moho.
Otra consideración es dejar el pasto un poco más largo de lo habitual para que resista mejor la temperatura. Lo ideal es cortarlo una vez a la semana y cuando esté completamente seco.
Cabe considerar que en la época estival es cuando las plantas crecen más, por lo mismo es imprescindible mantener la fertilidad de la tierra, idealmente con abonos, dado que estos contienen sales minerales beneficiosas como el nitrógeno, potasio y fósforo. Sin embargo, antes de abonar las plantas es muy importante que estén regadas.
Además de la preocupación que debemos tener con las altas temperaturas, un factor relevante es el cuidado de agua, especialmente cuando estamos frente a un periodo de sequía. Por esta razón, actualmente en nuestro país existen muchos mecanismos que ayudan a evitar la pérdida y consumo excesivo de agua. Uno de ellos es el hidrogel, donde mediante la instalación de cápsulas en la tierra se consigue prolongar la humedad en el suelo. Esto permite reducir la pérdida de agua entre un 40 y 50%, además de favorecer considerablemente el crecimiento de las plantas.
Con estas simples consideraciones cuidaremos nuestro jardín de los cambios de temperatura y disfrutaremos de una tierra mucho más fértil por sus nutrientes y minerales.
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