A simple vista uno puede darse cuenta que el pelo de los niños es más delicado que el de los adultos. Por lo general, su fibra capilar es más delgada y la piel de su cuero cabelludo más sensible.
Por lo mismo, es necesario tener especial cuidado al momento de lavarlo, ocupando los productos apropiados y adoptando ciertas conductas que permitan realizar esta acción de manera adecuada.
Para hacer la tarea más fácil es que la Brand Manager de Baby Lee, Nicole León, entrega cinco útiles consejos que ayudarán a los padres cuando llegue el momento del lavado.
Elige bien el shampoo
Es necesario elegir productos que cumplan con ciertas normas mínimas de cuidado y protección para los menores. Idealmente estos debieran ser PH neutro e hipoalergénicos para no irritar la piel, testeados dermatológicos, libre de parabenos y colorantes. Un ejemplo es Rizos y Risas, el nuevo producto de la línea Baby Lee Kids, el cual además de proteger la piel de los niños por las características mencionadas anteriormente, no contiene sal. Este detalle ayuda a que los niños se sientan con más confianza al lavarse la cabeza.
No laves el pelo a diario
El baño diario es una rutina importante para los niños y está bien alentarla, pero según lo especificado por la mayoría de los dermatólogos, lavarles el pelo a diario no es necesario. La recomendación a nivel general es tres veces a la semana, durante tres minutos de masaje y otros tres de enjuagado, tanto para niños como para adultos.
Ten cuidado con las cantidades
Es importante no aplicar demasiado producto, ya que esto puede provocar el efecto adverso de ensuciar, además de dificultar un buen enjuague. Lo ideal es usar el tamaño de una avellana para el pelo corto y una nuez para el largo. Tampoco conviene seguir la corriente del ‘no-poo’, es decir, nada de shampoo, ya que el agua por sí sola no consigue eliminar la grasa del pelo.
Mantén el agua a temperatura corporal
El agua fría no es lo suficientemente efectiva al momento de sacar la suciedad del pelo, pero a su vez el agua demasiado caliente puede empeorar el problema del cuero cabelludo sensible.
Lo ideal es mantenerla tibia, a unos 37° grados, siendo esta temperatura lo suficientemente caliente como para obtener una buena limpieza y a la vez lo suficientemente fría como para no sensibilizar en exceso el cuero cabelludo del niño.
Cuidado cuando seques con la toalla y el secador
Muchas personas se secan el pelo frotándolo con una toalla, pero toda esa fricción puede enredarlo e incluso dañarlo, sobre todo cuando se trata de cabellos infantiles. El secador tampoco representa la mejor alternativa, ya que el extremo calor también causa daño.
La mejor manera de secar el pelo es envolverlo con la toalla para sacar el exceso de agua y luego, si se puede, dejar que se seque al aire. En el invierno, cuando esta opción no es posible, lo mejor es secarlo con un secador, pero evitando la opción de máximo calor.
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