Noviembre 7, 2019

Expertos de la industria analizaron las ventajas de la fortificación de alimentos

El estilo de vida actual está significando que cada vez nos alimentamos de peor manera. A las altísimas tasas de obesidad presentes en el país, se suman deficiencias nutricionales de la población. Para Andreas Blüthner, Director Fundador Iniciativa de Fortificación de Alimentos de BASF Alemania, “cuando se juntan la obesidad con la malnutrición, estamos ante el peor de los escenarios”.

La mejor manera para prevenir la carencia de micronutrientes es asegurar el consumo de una dieta equilibrada, pero desafortunadamente, hace falta mucho para lograrlo ya que es necesario tener un acceso universal a alimentos adecuados y hábitos de alimentación apropiados.

Para hacer frente a las deficiencias de macronutrientes o micronutrientes, se diseñan alimentos fortificados. Desde esta perspectiva, GRANOTEC planteó que la fortificación de alimentos tiene la doble ventaja de proporcionar nutrientes a grandes segmentos de la población sin necesitar de cambios radicales en los patrones de consumo de alimentos.

“El éxito de las iniciativas y programas de fortificación se puede medir por medio de su impacto en la salud pública y su sostenibilidad. Este último implica un enfoque intersectorial donde, además de las autoridades de salud pública competentes, las organizaciones de investigación, comercio, legislación, educación, no gubernamentales y el sector comercial participen en la planificación y aplicación del programa”, señaló Ximena López, gerente Innovación & Desarrollo Tecnológico Granotec.

Para Blüthner, el estilo de vida no colabora con la buena nutrición, “trabajamos mucho y cada vez tenemos menos tiempo. Pasamos por la calle y compramos algo rápido para comer, que muchas veces son masas o frituras. Acá radica la importancia de fortificar los alimentos que consumimos como la harina y el aceite, sobre todo para las poblaciones de más bajos ingresos. Por ejemplo, el contar con aceites comestibles que tengan vitamina A y E es un cambio importante que puede colaborar a la nutrición de la población. Esa es una forma económica que tiene la industria de alimentos de colaborar con la nutrición de la población”.

Para el Dr. Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición FINUT, las deficiencias nutricionales siguen siendo un aspecto fundamental. El doctor destaca el caso de países centroamericanos como Guatemala y Nicaragua donde el índice de pobreza todavía son muy altos, bordeando el 60% de la población, y por consiguiente hay que pensar que una alimentación adecuada pasa obligatoriamente por la fortificación de alimentos.

“Se han conseguido grandes hitos en la región, como ejemplo prácticamente eliminar la deficiencia de vitamina A mediante la suplementación del azúcar en países de bajos recursos”, acota el Dr. Gil.

La fortificación de alimentos no solo es un tema que puede resolver asuntos de salud en la población, sino que es un factor fundamental en el desarrollo de los países. Para Andreas Blüthner, “la buena nutrición es muy importante por razones económicas, ya que las personas bien nutridas son más productivas. También mejora la educación porque los niños que están bien nutridos les va mejor en el colegio”

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