De manera gradual y en un plazo máximo de cinco años, deberá implementarse la modificación al Código del Trabajo que reducirá la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, publicada en el Diario Oficial.

El cambio normativo implicará enormes desafíos para las empresas. Sin embargo, también serán las personas las que deberán transitar al interior de las organizaciones en el camino para que la reducción horaria no implique una menor productividad. Es decir, deberán adaptarse para realizar su trabajo o cumplir sus objetivos en menos tiempo.

“Es recomendable comenzar a prepararse desde ya para una jornada de 40 horas e iniciar el entrenamiento de ciertas habilidades o aprender a utilizar herramientas para lograr un uso eficiente del tiempo. Existen técnicas y metodologías que ayudan a esto, de manera de no verse agobiados ante la disyuntiva de que deberás cumplir con tus tareas en menos horas de trabajo”, comenta Valentina Laval, cofundadora de Lifebox y Máster en Psicología Organizacional.

Métodos para organizarse y planificar

Cursos de Agilidad y Efectividad personal son los que recomiendan los especialistas al momento de capacitarse en pos de un trabajo más focalizado y eficiente.

Antes que todo, tener un mindset o mentalidad cognitivamente flexible ayuda a evitar la rigidez y facilita la adaptación al cambio, generando una disposición de apertura y, por tanto, la aceleración de la curva de aprendizaje en contextos como en el que se mantienen los objetivos y la carga laboral, pero disminuye la cantidad de horas de trabajo.

En segundo lugar, es clave la comunicación hacia y el interior del equipo, de modo que haya fluidez en la coordinación de las tareas y colaboración, y en tercer lugar, aplicar herramientas que aumenten la agilidad de los equipos.

Sobre este último punto nos vamos a detener. A continuación te entregamos cuatro metodologías ágiles recomendadas por la especialista de Lifebox, las cuales permitirán adaptarse de mejor manera a una jornada de 40 horas y junto con ello, mejorar el bienestar laboral, evitando el estrés de cumplir con las tareas recomendadas y tomar decisiones de manera proactiva.

1.- Sprint planning

Es recomendable organizarse sobre la base de pequeños ciclos con entregables de corto plazo, es lo que técnicamente se conoce como planificación basada en “sprint”.

2.- Kanban

Es ideal para la gestión ágil de proyectos y la visualización clara de backlog (lista de tareas), pendientes y logros. Kanban es una metodología que nació en Toyota y que consiste en contar con un apoyo visual de las tareas semanales o por proyecto, a través de un tablero que en general tiene tres columnas: por hacer, en progreso y terminado, de manera de ser más eficiente en la ejecución de las mismas. El sistema se ha extendido y es frecuentemente utilizado por las áreas TI de las compañías, aunque se puede aplicar de manera transversal en todas las áreas de una organización.

3.- Matriz de Einsenhower

Recomendable para la definición de prioridades según el nivel de importancia y urgencia de las tareas. Esta metodología permite tener claro plazos, tareas en las cuales enfocarse porque tienen mayor retorno, tareas delegables y tareas postergables.

4.- Pomodoro

Esta metodología es útil para aprovechar al máximo nuestra concentración en las tareas que estamos desarrollando. Ello se logra dividiendo el objetivo principal en pequeñas dosis más abordables. La técnica “Pomodoro” consiste en la administración del tiempo considerando periodos de focalización y de descanso. Generalmente, mediante un timer se fijan tareas de 25 minutos por 5 minutos de pausa.

Valentina Laval explica que al aplicar esta técnica “se es más consciente del uso del tiempo, se trabaja más focalizado en el cumplimiento de una tarea y de alguna manera se promueve el bienestar, al trabajar con menos estrés, porque se toman descansos de manera frecuente sin pasar horas seguidas en una labor”.