El aumento de la enfermedad celíaca en Chile es un desafío de salud creciente en el país. Se cree que el 1% de la población mundial tiene la condición, mientras que en Chile, según datos extrapolados de la última Encuesta Nacional de Salud, se estima una prevalencia del 0,76%. De acuerdo a esto, entre 100 mil y 200 mil personas padecen esta patología, con un preocupante dato adicional: la enfermedad celíaca está fuertemente subdiagnosticada y cerca del 70% desconoce que tiene esta condición.

La gastroenteróloga de Clínica INDISA Maipú, Dra. Verónica Silva, explica que existen tres categorías principales de trastornos relacionados con la exposición al gluten (presente en el trigo, el centeno y la cebada). La primera es la enfermedad celíaca, una condición inflamatoria crónica, autoinmune, con un fuerte componente genético y que daña la mucosa intestinal. La segunda es la sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC) que, si bien causa síntomas similares a la enfermedad celíaca, no daña el intestino. Por último, existe una tercera condición diferente a las dos anteriores; la alergia al trigo, que puede causar desde síntomas leves hasta reacciones graves.

¿Por qué están aumentando los casos de celiaquía?

La Dra. Verónica Silva puntualiza que el aumento en el diagnóstico de la enfermedad celíaca responde a múltiples factores. Por un lado, tanto los médicos como los pacientes se encuentran más alertas frente a la sospecha y el diagnóstico de la enfermedad, mejorando nuestra comprensión sobre esta patología y con métodos diagnósticos más eficientes.

Por otra parte, cambios en el procesamiento industrial de los alimentos, el aumento en el consumo de gluten desde edades tempranas y factores como el estrés y alteraciones en la microbiota intestinal, pueden estar jugando un papel importante. “Es fundamental entender que no solo estamos diagnosticando más casos, sino que probablemente hay un verdadero aumento en la incidencia de la enfermedad”, asegura la especialista.

¿Cómo saber si soy celíaco? 

La especialista afirma que si bien la enfermedad afecta primariamente el intestino delgado, sus manifestaciones también son sistémicas, con síntomas variados tanto intestinales como extraintestinales, incluso encontrando pacientes asintomáticos. Se puede presentar como:

• Diarrea o constipación.
• Dolor abdominal.
• Hinchazón.
• Fatiga crónica.
• Pérdida de peso.
• Anemia.
• Déficit de vitaminas.
• Infertilidad.
• Manifestaciones mucocutáneas.
• Alteraciones del estado de ánimo o neurológicas, entre otros.

¿Cómo se diagnostica? 

“Para identificar la enfermedad, se deben llevar a cabo dos pasos principales”, precisa la Dra. Verónica Silva. “Primero, se realizan exámenes de sangre buscando anticuerpos específicos (anti-tG2). En el caso de que sean positivos, se debe efectuar una biopsia intestinal a través de una endoscopía digestiva alta para confirmar el diagnóstico”, plantea.

Además, aclara que durante todo este proceso, el paciente debe mantener el consumo de gluten regular para no alterar los resultados. En caso de que el diagnóstico sea confirmado, se comienzan a tomar las medidas pertinentes. “Para tratarlo, se debe eliminar el gluten de por vida”, zanja la Dra. Silva. “Es la única terapia 100% efectiva”, advierte. Esto implica:

• Eliminación total del gluten de la alimentación.
• Lectura cuidadosa de etiquetas.
• Prevención de contaminación cruzada.
• Seguimiento médico regular.

Recomendaciones para una vida sana sin gluten

El nutriólogo de Clínica INDISA, Dr. Christian Andrade, afirma que llevar una vida sana sin gluten requiere una aproximación integral a la alimentación y al estilo de vida, y promueve que la base de una alimentación saludable sin este elemento debe centrarse en el consumo de alimentos naturales como:

• Frutas.
• Verduras.
• Carnes.
• Pescados.
• Huevos.
• Lácteos.
• Cereales: arroz, quinoa, maíz y amaranto.

Acorde a Convivir, fundación de intolerancia al gluten, siete de cada diez artículos manufacturados contienen gluten. “Esto, se debe a que el gluten no solo puede estar presente como ingrediente, sino de forma oculta por diversos aspectos, y muchas veces no es fácil de identificar con solo leer la etiqueta”, puntualiza.

“Es fundamental desarrollar el hábito de leer cuidadosamente las etiquetas de los productos y mantener una cocina libre de contaminación cruzada, prestando especial atención a utensilios y superficies compartidas”, advierte el nutriólogo.

Todo esto, debe estar acompañado del seguimiento regular por un equipo multidisciplinario (gastroenterólogo, nutricionista, nutriólogo, inmunólogo, etc.), fundamental para mantener una óptima calidad de vida.