Sin duda, nuestra vida no volverá a ser la misma luego de la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19. Esto no solo por las lecciones personales que nos pudo haber dejado enfrentar una situación tan compleja como la que vivimos a nivel global, sino que también por los aprendizajes que experimentamos en el ámbito laboral. Así, de un instante a otro, y sin aviso previo, tuvimos que modificar nuestra forma de trabajar y adaptarnos a nuevas maneras de llevar adelante las tareas, ahora con pautas de distanciamiento físico, home office y menor movilidad por la cancelación de viajes, reuniones presenciales y eventos.
Al respecto, Claudio Sánchez, branch manager de la multinacional de RR.HH. Randstad, señala que “en un contexto de aislamiento preventivo y obligatorio, en el cual muchas compañías están imposibilitadas de operar o debieron modificar radicalmente sus pautas de funcionamiento, con colaboradores confinados en sus hogares conciliando vida profesional y laboral, y muchos otros sobre-exigidos prestando servicios en actividades consideradas esenciales, es indiscutible que el mundo del empleo ya no será el mismo y todo indica que algunos cambios llegaron para quedarse”. En este contexto, la consultora de selección de personal detectó las principales tendencias que sentarán las bases de un nuevo escenario laboral a nivel mundial cuando pase la pandemia:
- Pautas de distanciamiento en oficinas: aun cuando se levante de cuarentena y se reanude la actividad productiva, tendremos que seguir conviviendo con los protocolos de distanciamiento físico que afectarán sustancialmente la forma de vincularnos. Las empresas deberán esforzase para generar ambientes de trabajo seguros, adecuando sus instalaciones, procesos y estándares en línea con los nuevos parámetros. Así, mamparas divisoras, zonas de seguridad y circulación monitoreada, estaciones de sanitización, kits de elementos de protección personal y estrictos protocolos para el uso de espacios comunes serán protagonistas de la nueva normalidad.
- Home Office y trabajo remoto: la situación de aislamiento preventivo obligó a muchas organizaciones a generar las condiciones para que sus colaboradores realicen home office, aun cuando la cultura predominante se orientaba hacia la modalidad presencial, el control y el cumplimiento de horarios. Lo positivo de esta situación forzada es que colaboró para derribar barreras culturares, prejuicios y mitos en relación al trabajo remoto y la productividad, la autogestión y el compromiso. Es altamente probable que después de haber transitado esta experiencia, muchas empresas no quieran volver a tener a todos sus empleados en la oficina frente a un escritorio e, incluso, habrá muchas personas que tampoco quieran hacerlo.
- Crecen los freelancers y otras opciones de formatos flexible: con una menor dependencia de la presencialidad, mayores posibilidades de trabajo remoto y la consolidación de la gestión por objetivos; el mundo post Covid-19 ofrecerá mayores posibilidades para formatos y experiencias más flexibles y la inclusión de freelancers como parte del pool de talento de las organizaciones. Con la tecnología como facilitador, veremos un nuevo crecimiento de la “Gig Economy”, como se denomina la nueva economía del trabajo móvil, remoto, a demanda e independiente. En este sentido, dado que la especialización y el conocimiento no reconocen formatos de contratación, la incorporación de talentos en formato freelance, por proyecto o part-time crecerá de la mano de un contexto en el que las organizaciones necesitarán más que nunca ser competitivas para recuperarse del impacto económico que dejará la pandemia.
- Se consolida el trabajo por objetivos: el teletrabajo instaurado masivamente tuvo como efecto secundario que muchas empresas se den cuenta que no requieren basarse en el control de horas para asegurar la productividad de su fuerza laboral, haciendo que gane terreno la modalidad por objetivos. Muchas organizaciones con culturas de gestión que desconfiaban de los formatos flexibles, que priorizaban el “estar” por sobre el “hacer”, han podido vivir la experiencia empírica y comprobar que el presentismo no es garantía de resultados. La confianza en el desempeño a distancia y la productividad sostenida durante el aislamiento por la pandemia han puesto en evidencia que el trabajo por horas está quedando obsoleto.
- Desplazamientos, viajes, eventos y reuniones: la pandemia paralizó el mundo de los viajes y el turismo y se espera que sea una de las industrias que más demore en recuperarse. Esta situación, trasladada al mundo del empleo, impactará directamente en la organización de convenciones, congresos, capacitaciones y otros eventos corporativos que dejarán de ser presenciales y pasarán a entornos virtuales. Lo mismo ocurrirá con los formatos típicos de reuniones cotidianas en las organizaciones, que mutarán a videoconferencias para sostener el distanciamiento físico que será norma en adelante. Por otra parte, las empresas deberán adaptar con creatividad y flexibilidad los esquemas de horarios laborales para evitar el traslado en transporte público en horas peak, así como implementar días alternativos de concurrencia y otras estrategias que permitan cumplir con el distanciamiento de seguridad entre personas en los distintos espacios de trabajo.
- Reputación y marca empleadora son puestas a prueba: aunque hablar de employer branding puede sonar superfluo o fuera de contexto, sucede justamente lo contrario: este es exactamente el instante en que las organizaciones deben tener cuidado de respetar, proteger e incluso elevar su reputación. Hoy es el momento de poner en primer plano la empatía, la conciencia social y la gestión sustentada en valores, para que sean la guía para navegar esta crisis con transparencia y sensibilidad, a partir de una comunicación abierta, sincera y humana con sus colaboradores.
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